Tuesday, October 30, 2007

Juan Enrique Benítez: el apasionado documentalista, busca reflotar un sueño.
Al Parecer Submarino Flach Se Deja Ver Luego de 141 Años

*Partes del sumergible ven la luz para contar parte de una historia casi olvidada.
*El segundo de América y el quinto en la historia mundial.
*Creado 4 años antes del libro 20.000 leguas de viaje Submarinas de Julio Verne.

El viernes12 de Octubre era el plazo final otorgado por la Armada de Chile, para los trabajos de búsqueda del submarino hundido en la bahía de Valparaíso. Ese día al igual que los otros, las condiciones de trabajo fueron adversas, poca visibilidad, y un fuerte viento que azoto al “Bonie Mauri,” la lancha base, el viento arrastro la embarcación, las boyas, y se perdieron las marcas. Sin embargo en la única inmersión que fue posible realizar ese día, la alegría subió a la superficie junto a dos piezas, una un trozo de caucho o cuero de 25 centímetros de ancho que podría ser parte del sello del submarino y una trozo de metal de 80 centímetros de largo por 40 centímetros de ancho curvada, al parecer parte de la embarcación.

Juan Enrique Benítez, documentalista de 57 años, jefe de la expedición de búsqueda, se topo por casualidad con la historia del hundimiento. Mientras recolectaba información para otro proyecto televisivo, que se llamaría “Dementes geniales,” conoce en Concón a Salvador Villanueva creador de un planeador submarino; quien le cuenta la historia de un demente mucho más genial y que estaba olvidado y muy cerca, en Valparaíso, así supo de Karl Flach y sus 141 años bajo el agua.

España había bombardeado el puerto de Valparaíso en el marco de la guerra que mantenía en contra de Perú y Chile en 1865, Karl Flach quien vivía en el puerto, fue uno de los tantos que ofreció ayuda al gobierno del entonces Presidente José Joaquín Pérez Macayano quien le autorizó sin mucha credibilidad la construcción del primer submarino de América latina, Flach aseguraba que podría destruir mediante cañones de retrocarga y bajo el mar a la marina española.

Su idea, aunque loca para la época, podría funcionar tan confiado de su creación que superviso él mismo las pruebas de inmersión, lamentablemente e 3 de mayo de 1866 y luego de varios intentos exitosos el submarino no volvió a subir, llevándose consigo a 11 tripulantes 7 alemanes 2 franceses 2 chilenos, entre los alemanes estaba su creador y su hijo de 11 años.

El relato de la historia despierta en Benítez un gran interés, debía contar la historia a chile y al mundo y para eso manda a construir una replica del submarino y comienza a buscar apoyo para su búsqueda y rescate del fondo marino, se siente atraído y conectado, incluso sueña con Karl Flach que lo alienta y lo llama, en el transcurso debe vender incluso su casa para poder financiar el colegio de sus hijos. Los primeros en creer en él son la Armada de Chile, que sin su apoyo nada habría sido posible, con el tiempo tesón y paciencia llega el apoyo de empresas diversas e incluso un candidato presidencial, Sebastián Piñera.

Luego de recolectar toda la información posible incluso documentos de un museo en Inglaterra, con los únicos planos existentes del submarino, e impaciente por comenzar su mejor aventura mira al mar y espera que el trabajo de sonares de alta tecnología le indiquen, junto a los expertos buzos de la Armada, el lugar donde comenzar a buscar. Se siente responsable de rescatar y darle el homenaje que merecen, desde el molo es observado quizás igual como lo hicieron con flach en su minuto, como se mira a un loco apasionado.

En la bahía de Valparaíso hay cerca de 500 naufragios documentados desde el siglo XVI, un verdadero cementerio submarino declarado monumento histórico en 1996.

Benítez no ha dejado nada por hacer se entrevisto con Guillermo Stengen, un médico de Quilpué, bisnieto de Flach, quien esta feliz por la búsqueda, habló con la síquica de Chimbarongo, según él “porque ninguna ayuda esta de más”, así el 21 de abril de 2007 los buzos tácticos de la Armada señalaron un punto denominado como el “84” como el punto mas seguro de albergar al submarino. Luego de varias presentaciones al CTM (Consejo de Monumentos Nacionales) solicitándole la autorización para remover parte del sedimento en el fondo marino, éste accede con fecha 21 de agosto.

El plazo original para el término de la búsqueda era el 9 de octubre pero la Armada accedió a prolongarlo hasta el día 12, ya que las condiciones de trabajo siempre fueron muy difíciles, casi nula visibilidad y mucho sedimento suelto, lo que jugaba en contra de la expedición. Los elementos encontrados fueron llevados a Santiago para ser estudiados y certificar que sean parte de la estructura de lo buscado hace más de un año 8 meses. Según Benítez “las muestras que tenemos son antiguas e incluso tienen un material que coincide con el descrito por los documentos de la época.

Sí se tratara efectivamente del submarino hundido en 1866 se iniciaría otra fase, tanto o más complicada que las anteriores, saber si es posible reflotarlo para eso se requiere ver en que condiciones se encuentra o hacer de él un museo in situ pero lo más importante para Juan Enrique sería que su búsqueda tuvo un final feliz y que a la historia del Flach todavía le falta un capitulo por escribir.

Equipo Humano Involucrado en la Búsqueda

Director a Cargo Juan Enrique Benítez
Arqueólogo Pedro Pujante
Gerente Empresa “Subsea” Pedro Campos
Comandante Patricio Valenzuela (coordinador Armada)
Teniente Mauricio Hadida (jefe partida de salvataje)
6 buzos de partida de salvataje
7 buzos comerciales “Subsea”
3 camarógrafos submarinos
2 enfermeros técnicos en sumersión
2 operadores de producción
Personal de producción





Características del Submarino de Karl Flach

Construido en fierro, tenía una eslora de 12,5 metros, una manga de 2,5 y un peso cercano a las 100 toneladas. Podía alcanzar una velocidad de 2 a 3 nudos, impulsado a propulsión humana, a través de cigüeñales y pedales que movían 2 hélices y se hundía con un sistema de arrastre de pesos de un lado al otro de la nave. En cuanto a su armamento llevaba un cañón de retrocarga en la proa y oro instalado en la torreta. Contaba además de un sistema de renovación de aire por lo que su autonomía sumergido era de hasta 8 horas. No contaba con periscopio, por lo que, cada tanto, debía salir a la superficie para saber si llevaba la dirección correcta. El Flach fue construido en Limache, y trasladado posteriormente en tren as Valparaíso y probado en abril de 1866 en la bahía porteña, sumergiéndose con un par de personas a 7,5 m y reapareciendo una hora después, sin inconvenientes.




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